La celebración que paralizó Lima
El 18 de enero de 1935 se celebró el cuarto centenario de la fundación de Lima, se inauguró el monumento a Pizarro y la ciudad fue una fiesta.Conocer cómo era la vida cotidiana en los sucesos trascendentes del Perú brinda luces y contraluces especiales. El historiador José Agustín de la Puente ha sido uno de los primeros en señalar, estudiar y analizar el ámbito de los hábitos y las costumbres diarias. Es así que leyendo no solo las noticias sino el tipo de avisos de la época publicados en El Comercio del viernes 18, sábado 19 y domingo 20 de enero de 1935, uno puede enterarse de cómo vivieron los ciudadanos de a pie de Lima las apoteósicas celebraciones por el cuarto centenario de su fundación española.
Además de las grandes actividades de los políticos y embajadores, hubo un desprendimiento popular: los estudiantes de los colegios fiscales pudieron entrar gratis a los cinemas Astral, Buenos Aires, Breña, Excelsior, Rouge, Iris, Mutua, Princesa y San Martín. También el circo Munich se aunó al sentimiento y declaró gratuitas sus funciones, el coliseo de gallos Sandia informó de sus peleas de aniversario, la farmacia del Lechugal anunció -con grandes letras- que estaría de turno toda la semana y -sabiendo que era un suceso que seguiría repercutiendo- la confitería Au Rendez Vous de la calle Mercaderes 446 comunicó que quedaría abierta hasta la una de la mañana, "hasta el 31 de enero".
Y así, por el lado comercial, mientras las estampillas conmemorativas por los 400 años llegaban a costar hasta 10 mil soles de la época, un gran anuncio a un cuarto de página en este Diario ocupaba más espacio que otras noticias del día anterior: "Comerciantes del Centro y a todos los visitantes a Lima con motivo del Cuarto Centenario os invitamos a comprar barato". En su primigenia campaña de márketing decía que era: "La más grande realización de todos los tiempos", en Espaderos 586.
Por su parte, en el cine Colón se efectuaba el "suntuoso estreno" de la comedia musical "El ángel del arroyo", en la que participaban Carole Lombard y May Robson. La aguda protagonista hizo la siguiente y grave descripción: "Las luces multicolores del cabaret cegaron la honestidad de su alma y arrastraron a la penumbra del vicio su ardiente corazón de hembra apasionada por los mundanos goces". Competía en goce con el teatro Marsano y su transmisión a toda escena de una película aprobada por la Acción Católica de Señoras y Caballeros.
Los sitios lujosos de la Lima de principios de siglo XX como La Cabaña, el Grill Bolívar y el Palm-Beach Casino de La Herradura hablaban de una "temporada centenario" y ofrecían "gran dinner dansant" y "te dansant" a los limeños pudientes. La noche del 18 fue declarada 'Nochebuena' desde las 9:30 p.m. en la avenida Grau. Se iluminó toda la calle, se efectuó una feria de tómbolas y vivanderas, un concurso de bandas musicales y una declaración -más bien, declamación- de que todos los espectáculos teatrales eran gratuitos. A las 11 de la noche empezaron los fuegos artificiales que apreciaron "millares de personas". El Comercio lo describió así: "En la noche, la animación en todas partes adquirió proporciones inusitadas [...] Puede afirmarse que Lima jamás se vio tan concurrida como en estos días del centenario de su fundación".
Se cuenta que la velada literario-musical en el Teatro Municipal también fue de antología. Allí, José Gálvez Barrenechea, miembro de número de la Academia Peruana de la Lengua y autor de "Una Lima que se va" -un libro paradigmático de la melancolía colonial por la ciudad jardín- leyó su "Canto a Lima". El Comercio le dedicó un cuarto de página a versos como estos: "Ciudad paradojal / espuma de ironía y poesía, / que muchos vieron frívola y sensual, / porque supo poner la picardía / de unos granos de sal / y frescas rosas de su fantasía / en el dolor y la melancolía / como con sus espinas el rosal...".
ACONTECIMIENTOS POLÍTICOS
El 18 de enero, el entonces presidente del Perú, general Óscar R. Benavides, inauguraba desde temprano las actividades. Todo empezó con el Te Deum en la Basílica Catedral de Lima, con la presencia de la mayoría de embajadores en el país. Allí, monseñor Vitaliano Berroa, henchido de hispanismo católico, brindó su discurso: "El virreinato del Perú llegó a ser el más importante de Hispanoamérica, y la ciudad de Lima fue prácticamente la capital de los dominios españoles del Nuevo Mundo. En el Perú, que se extendía desde Quito hasta Maule, la raza hispana fundó ciudades, levantó templos para adorar a Cristo, trasfundió su sangre en las venas de la raza aborigen". Por estas palabras, fue felicitado después por el presidente de la República.Los diarios españoles recogerían luego las declaraciones del ministro peruano Juan de Osma, que reflejaban el pensamiento de la élite de esos años: "España debe reconocer estas fiestas como el mayor testimonio de hispanidad que se hayan jamás realizado en América". Y un cable de AP contaba: "Todos elogian el espíritu español que tiene el Perú, conservado a través del tiempo, siendo motivo justo de orgullo para la España actual".
Asimismo, llegó la noticia de que la calle Lessing, situada en el suburbio de Zehlendorf, en Berlín, sería rebautizada con el nombre de Lima.
Asimismo, llegó la noticia de que la calle Lessing, situada en el suburbio de Zehlendorf, en Berlín, sería rebautizada con el nombre de Lima.
Luego de la homilía, la comitiva presidencial salió para la inauguración del monumento del conquistador Francisco Pizarro. En la plaza principal, a las 12:15 p.m., el presidente Benavides descorrió el velo de la estatua ecuestre de bronce que primero se ubicó en el atrio de la Catedral, y que fue donada por María Harriman de Rumsey. Era una reproducción del trabajo de su esposo, Charles Cary Rumsey, que llegó desde Nueva York. Y las palabras de Luis Gallo Porras, alcalde de Lima, fueron de homenaje -con el estilo retórico y solemne de la época- a la "figura preclara del héroe y del civilizador".
Por la procedencia de la estatua, Fred Morris, el embajador de Estados Unidos, dio también un discurso de honor con la misma ampulosidad: "Este ibero, heroico, recio y bravo, como se muestra en la estatua que donó mi compatriota, seguirá velando más allá de la memoria de su enorme aventura, por la prosperidad y la eterna búsqueda de gloria que fue en España y por la grandeza que será del Perú". Cuentan las noticias que tuvo una participación sobresaliente en el acto, la dotación del crucero inglés Exeter, que se encontraba de paso por la ciudad.
Al día siguiente, más latinoamericano, se efectuó un homenaje a José de San Martín en la plaza que lleva su nombre, con Ismael Pereira, general del ejército argentino. El Comercio contó: "El homenaje a San Martín alcanzó excepcionales proporciones". Y el domingo 20 de enero continuó el espíritu encomiástico, sobre todo en los escritos de "notables intelectuales", como el español Gregorio Marañón.
Estos artículos compitieron en importancia con los cables que informaban sobre el intento de suicido de la famosa cantante y actriz Libertad Lamarque: "Se arrojó a la calle desde un balcón del hotel donde reside en Santiago de Chile. Cayó en los brazos de dos transeúntes, uno de los cuales quedó herido. La artista sufrió tan solo contusiones en las piernas, pues fue aminorada la caída. Una discusión con su marido motivó la violenta actitud".
En el ámbito cotidiano, el año 1935 siguió siendo importante para Lima, cuando, en honor a su centenario, la colonia japonesa obsequió la construcción de una piscina olímpica, que funcionó por 15 años hasta que fue destruida para edificar el actual Estadio Nacional. También en 1935, en Lima, se fundó el Club Centro Deportivo Municipal, que se hizo muy popular; y se produjo la primera exposición surrealista en América Latina, organizada por César Moro, quien en un contestatario poema habló de "Lima la horrible".
1 comentario:
Interesante material de la celebración del IV Centenario de la Fundación de Lima. Se encuentran valiosos datos históricos.
Publicar un comentario