Esta moda llegó a Lima en 1859 con el fotógrafo francés Félix Carbillet. A partir de entonces todos se hacían sus tarjetas retrato o de visita para repartirlas entre sus conocidos, como hoy se hace con las tarjetas de presentación. Para esto se fabricaron álbumes, donde la gente empezó a coleccionarlas. Pero no solo iban al álbum las tarjetas de los familiares y amigos, sino también de paisajes de la ciudad y de lugares lejanos y exóticos, también las de los presidentes, de artistas famosos, y hasta las llamadas de tipos y costumbres.
Eugenio Courret llegó al Perú en la década de 1860. Fue uno de los primeros fotógrafos en instalarse en nuestra capital. Su clientela era básicamente en sus inicios gente adinerada que le solicitaba sus servicios para retratos en formato de tarjeta de visita. El formato de Tarjeta de Visita o «Carte de Visite» democratizó la imagen fotográfica
Tan grande habría sido el éxito de los hermanos Courret por el auge de las tarjetas de visita que para 1865 ya le habían comprado a Maunoury el íntegro de sus estudios, con sus equipos y archivos incluidos: el de la calle Palacio, considerado el más lujoso de la ciudad, el del Callao en la calle Constitución, y un tercer local en Plateros de San Pedro. Inmediatamente, la sucursal de la calle Palacio puso en sus tarjetas de visita «Courret Hermanos sucesores de E. Maunoury».
Expertos tanto en el arte fotográfico como en los negocios los Courret tuvieron un estudio de gran auge en la sociedad limeña. En este mismo año sucede una "Crisis Fotográfica" en la que "los estudios estaban al borde la bancarrota debido a la fuerte competencia que había llevado a una baja de precio y por ende a una menor ganancia" producido principalmente por las tarjetas de visita. Por ello la firma Courret hermanos y otros 3 estudios mas (Maunoury, Garreaud y Richardson) hacen un acuerdo con el fin de fijar los precios de las fotos.
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